lunes, 8 de noviembre de 2010

Broadwalk Empire y la herencia de Los Soprano

 La cadena de televisión de pago HBO tocó el cielo con la inteligente y primorosa Los Soprano, y ahora busca una digna sucesora que acapare audiencias, críticas elogiosas y galardones en una medida similar a lo que consiguió la serie creada por David Chase e interpretada con una genialidad inaudita por James Gandolfini.
No es una tarea fácil. A pesar del éxito de público de otras series de la cadena como True Blood o Entourage, ninguna de ellas ha cosechado unas alabanzas tan unánimes como las recibidas por cada una de las temporadas de Los Soprano, concretamente seis, más capítulos finales. No es, pues, de extrañar la expectación suscitada por una nueva producción que cuenta entre sus responsables con Terence Winter, escritor y productor de la mítica serie sobre la mafia de New Jersey, Tim Van Patten, realizador también de algunos de los capítulos de Los Soprano, y Martin Scorsese, director del episodio piloto y muy implicado en el desarrollo de esta nueva serie.
Boardwalk Empire nos sitúa en el Atlantic City de los años 20, concretamente en el periodo de la ley seca, y gira en torno a la figura de Nucky Thompson (magistralmente interpretado por Steve Buscemi), un influyente político de la zona dedicado a actividades ilegales de contrabando, concretamente el alcohol que él mismo ha ayudado a prohibir con objeto de extraer una mayor rentabilidad al negocio. En torno a su figura, toda una terna de gángsters, políticos corruptos, policías de dudosa reputación y chupatintas con escaso aprecio a su dignidad. 
El retrato de los submundos de las drogas, el alcohol o el poder ha atraído sobre sí una amplia admiración por parte del gran público, una especie de reverso oscuro sobre el que mirarse negativamente. Boardwalk Empire va más allá y nos traslada al mismo seno del que emana esa atracción fatal, la hace cotidiana, un relato implacable y fascinante a la vez de una época oscura donde la hipocresía y la doble moral eran un hecho cotidiano. 
Martin Scorsese no es nuevo en esto. A lo largo de su carrera cinematográfico se ha configurado un perfil claro de realizador de los bajos fondos, ya sean físicos o morales, en cintas como Malas Calles, Taxi Driver o Gangs of New York. Ahora se traslada momentáneamente a la pequeña pantalla, donde realiza todo un despliegue abrumador de sus dotes artísticas irreprochables. El episodio piloto de Boardwalk Empire costó 18 millones de dólares, el presupuesto más alto de la historia para un producto televisivo, y contó con más de una hora de duración, una película corta, en fin, que podría ser insertada sin rubor en la amplia fimografía del director como otra obra maestra. De hecho, esta primera entrega está rodada con una profesionalidad pasmosa, un gusto excesivo por el plano exquisito, un ritmo sostenido en el que se percibe el aroma a cine clásico con una elegancia comparable a otro producto de la talla de Mad Men, un libro de estilo, en fin, de cómo elevar a una categoría superior una ficción destinada al gran público televisivo. 
 En un muy interesante artículo del New York Times titulado Are films bad, or is TV just better?, el periodista A.O Scott  nos invita a reflexionar acerca de la prevalencia de un modo de producción y consumo cinematográfico que se está viendo desplazado por la calidad evidente de los productos televisivos que, además, cosechan críticas elogiosas desde todos los sectores. Cabría preguntarse si realmente el destino del cine es su traslado a la confortabilidad del hogar o si, por el contrario, se podría adaptar las actuales series televisivas a las salas de cine. 
El hecho es que obras como Boardwalk Empire ponen sobre la mesa un estilo cinematográfico que innova en su forma de presentarse ante el público. Únicamente queda verificar si realmente supone el relevo que la HBO busca para suplir el enorme hueco generado por la excepcional Los Soprano. Lo cierto es que tiene todo a su favor; la segunda temporada confirmada, un estreno magnificiente dirigido por Scorsese y con un presupuesto astronómico (un elefante blanco, tal y como apunta Carlos Reviriego en El Cultural de  El Mundo), un reparto de altura encabezado por Buscemi, Michael Pitt, Michael Shannon y Kelly McDonald, y unos responsables con tablas suficientes como para dar alas a cualquier producto que se tope en su camino. 
Continuaremos muy atentos al desarrollo de Boardwalk Empire. El tiempo dirá si la HBO ha acertado y la ausencia de Los Soprano es paliada por otro héroe televisivo, Nucky Thompson.


3 comentarios:

  1. No me maravilló el primer capítulo per otiene muy buena pinta. Es como todo, darle una oportunidad a lo que tiene pinta de ser muy bueno. Pesado, pero bueno. A ver como funciona.

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  2. ¿Será un intento oportunista de subirse al tren que ha puesto en marcha el estilo Mad Men?

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  3. La serie es algo compleja y hay que darle tiempo hasta que se tomen en cuenta a todos los personajes. Respecto a lo que dices, Rosa, podría ser, una respuesta a la cadena AMC, que le está quitando mucho público a la HBO.

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